A escala moral, sin ningún lugar a dudas no existe ninguna diferencia que haga que los hombres y mujeres no seamos iguales, sin embargo, sí existen diferencias anatómicas que a simple vista se perciben y es por ello que sí, se distinguen los hombre y mujeres. Y no me refiero simplemente al sexo.
Todo ello nos lleva, salvo, como siempre, las consabidas excepciones, que el simple hecho de diferencias físicas hace que ciertas profesiones predomine un sexo sobre el otro por sus capacidades innatas predominantes que tiene un ser humano con respecto al otro.
La fuerza, la destreza, ciertas habilidades de detalle puede prevalecer mas en una mujer que en un hombre o viceversa.
Desde el principio, la naturaleza ha creado y reservado para la mujer el derecho exclusivo a la procreación y su cuerpo está diseñado para este menester. La sabia naturaleza así lo decidió.
¿Si hombres y mujeres, moralmente son iguales, iguales en sus responsabilidades, hemos de admitir que a la vez somos diferenciales?
No hay que buscar asperezas donde no las hay, somos diferentes con respeto a estas diferencias pero tenemos un factor dominante aglutinador que no nos hace diferentes, mas bien, somos complementarios. Fuertemente complementarios en nuestra vida de pareja y en nuestra vida cotidiana y social.
Esto es lo que hace mas hermosa la vida y que nos une, no las diferencias si no la complementariedad de los seres humanos. Este arco iris de valores humanos complementarios engrandece la humanidad a nivel individual y colectivo.
La niña de la cornisa
Hace 7 años
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