domingo, 18 de noviembre de 2007

EL SEXO DE LOS CURAS

Quien haya pasado por un internado sabe muy bien que algunos religiosos tenían ciertas actitudes muy lejos de las normas de su congregación o de su votos, entre ellos el de la castidad.
Lo peor del caso, que quien recibía la "amonestación sexual", solía ser un alumno adolescente que normalmente no podía pedir ayuda por temor a represalias del mismo religioso, o simplemente por vergüenza.El silencio era para estos muchachos la mejor respuesta.
Muchos casos de abusos, por no decir en la mayoría, que han quedado en silencio, en muchos niños que tuvieron que soportar la agresividad sobre tan escabroso tema, pero tan real, como la vida misma y están permanentemente ocultos en la memoria infantil de los recuerdos.
Conocí varios compañeros y entre todos, todos sabíamos quien o quienes habían sido objetos de abusos sexuales perpetrados desde el director del centro y terminando por el enfermero. No voy a decir de que orden religiosa pertenecían, pues en todas se cometian similares actos.
Mi actitud por los religiosos de vocación siempre ha sido de total reconocimiento y respeto, de modo que una vez al año iba a sus residencias de retiro, ya jubilados, a saludarles. Pues entendía que bien valía la cortesía para quien se había dedicado a la enseñanza y a bien formarme.
En una de aquellas visitas, reconocí, a uno de estos religiosos, sentado en un banco del jardín, que en mi época infantil, se aprovechaba de las tardes de siesta, para ponerse en la cama de un niño de mi curso. No me reconoció. Yo hice, como si no nos hubiéramos visto nunca. Cojeaba apoyado en un bastón, su cuerpo temblaba, anciano... a los pocos minutos se levantó hasta desaparecer de mi vista... Una cierta tristeza me invadió. No supe mas de él. Quedé pensativo, recordando un pasado, un niño, un religioso.
Entiendo que la "Iglesia", mantenga una conducta lejos de la modernidad, pienso lo mismo; no puede estar a los cambios y caprichos de la sociedad, sin embargo el equilibrio de los religiosos en temas de sexo, debe estar por encima de las costumbres de la Iglesia. Los religiosos son seres humanos con un cuerpo biológico igual que los demás y tiene y debe optar por un cauce humano y natural a sus expresiones e instintos que tenemos todos los seres humanos. No hay que avergonzarse de las debilidades humanas. No se puede juzgar a la ligera. No se puede tirar la primera piedra. Hoy las cosas han cambiado en su aspecto exterior y los religiosos quedan desapercibidos dentro de la sociedad; pero, aún así, la Iglesia debe otorgar una respuesta a sus miembros y sería una forma de que las vocaciones religiosas aumentaran en unos tiempos que bien necesitados tienen todas las congregaciones.
Los sacerdotes y religiosos de cualquier congregación deberían disponer de la libertad para formar una familia y en consecuencia, muchas desviaciones sexuales dejarían de existir.
Pero, dentro de estas mismas órdenes, existían religiosos que respondían vocacionalmente al magisterio con una actitud que bien quisiéramos tener en la actualidad para nuestros hijos.
Un garbanzo negro los hay en todas las actividades del ser humano e incluso un manojo, sean médicos, abogados o simplemente el carpintero del barrio. Pero no por ello hay que desacreditar, en este caso, el mundo religioso, si no mas bien todo lo contrario, recordando siempre, la actitud combatía tanto social o políticamente que ejercieron, en aquellos, mis tiempos, y en la actualidad. Recordar lo positivo de la vida es andar hacia adelante, sin olvidar el pasado.
Los seres humanos tenemos la facultad de almacenar en nuestra memoria los actos sucedidos del pasado y quizás, aquellos compañeros de colegio que fueron en su momento "asaltados sexualmente " Prefieran hoy, guardar silencio, porque, entre otras motivaciones, estos niños del ayer, son hombres de hoy, porque se visten por los pies.

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