Tu padre que nació en la post-guerra civil española, tiene en su memoria ciertas imágenes de la época que le correspondió políticamente vivir.
Recuerdo como el Caudillo viajaba por todo el país con sus arengas que casi siempre empezaban con un !Españoles todos...¡¡¡ en las plazas públicas de la España de entonces. Yo que no debería tener mas de diez años me hallé, obligado, un par de veces en estos tumultos, rodeado de la -Guardia Mora- apuntándonos desde los tejados de la plaza de ayuntamiento con sus armas de fuego.
Tampoco queda en el olvido que, en aquellas concentraciones mucha gente levantaba el brazo gritando y repitiendo el nombre del dictador. Toda esta gente que en aquellos años levantaba el brazo efusiva mente hoy milita en el abanico de los partidos democráticos de la España plural. Son cosas de la vida. ¿Quien lo diría verdad?
Unos años antes, mi querido Jordi, tu abuela, que era mi madre, tuvo un par de percances dignos de mencionar.
Una soleada mañana de verano, con mi padre, se fueron a la playa. Mi madre, muy joven, lucia un bañador de dos piezas. Solo se dejaba ver un simple ombligo que fue suficiente para ser multada por falta de decoro y en contra de las buenas costumbres del régimen.
La tarde del domingo que mis padres se fueron al cine, se les ocurrió besarse. ¡La que se armó!!. Encendieron las luces bajo el bochorno y la atenta mirada de quien parecía ser un policía de paisano que ocupaba el asiento de atrás, que no daba crédito como una pareja de jóvenes y muy atrevida, osaran besarse públicamente y en contra como siempre de la moral de Franco. Fueron llevados a comisaría y gracias al buen talante del inspector de turno, los dejó libres, no sin antes comentar al policía de paisano preguntándole.¿Ud, no ha besado nunca a su mujer?
En mi pequeñez y juventud, la recuerdo como una época gris, no se si era por la policía, los grises, o porqué, en semana santa, me tenían atornillado moralmente, pues ni había televisión, ni cines, ni restaurantes... sólo música sacra o sea que de pecar, los españoles no podíamos pecar ni con la novia, ni sin ella; pues con ello se nos cerraba las puertas del cielo, además la novia contribuía, quien la tuviera, a confirmar una vez mas su sentido religioso de la época o por haberse formado en la "Sección Femenina ".
La moral era la moral y las buenas costumbres...aunque no todo el mundo las siguiera, aunque hoy, desde el inicio de la democracia, la moral, las buenas costumbres y la educación están arrinconadas. En este tema hemos pasado de un extremo a otro y compruebo con cierta tristeza que nuestro país ha conseguido ser la octava potencia económica del mundo, aunque en mis bolsillos no se aprecia, pero en materia educativa-social estamos a la altura de Marruecos.
No todo fue malo en la dictadura. Entre otras cosas, se inició la construcción de pantanos que sin ellos, ahora, estaríamos comprando agua a nuestros vecinos los franceses. Lo lastimoso es que desde el inicio de la democracia no se construyeran mas pantanos.
Pero en fin, hay que ser respetuoso con todas las opiniones, pero, hay que dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios.
Aquellos años pasados, en plena dictadura, los españoles adquirieron su primer " seiscientos", el desarrollo llevó al "boom" inmobiliario en toda la costa española, se levantaron hoteles y se abrió al turismo internacional, llenándose nuestras playas de hermosos cuerpos ávidos de calenturas de toda índole.
El españolito de a pié compraba su apartamento o su primera parcela y era así como nacieron los domingueros, llevando a cuestas, la mujer, los niños, la suegra, el perro y los canarios. Lo importante era darle envidia a la portera que nos veía salir de casa como equipados para ir a la ascensión del Everest.
La España de la pandereta de entonces prosperaba bajo la dictadura, por inercia o no, pero prosperaba.
Los inviernos se llenaban las carreteras de utilitarios con dirección a la francesa Perpinyà, donde se llenaban los cines en sesión continua -mañana y tarde- para ver "El último tangoen París", pues todo el mundo quería saber lo que se podía hacer con la mantequilla. Había estallado, por fin, el también, "boom" erótico de los españoles.
Y así íbamos sorteando la vida. Nos faltaba el tercer "boom" que vino con la democracia, el de las libertades políticas.
...De pasar a cantar el -Cara el Sol- con el brazo en alto, de la gran mayoría de los españoles. Nos encontramos que todos somos demócratas, antifranquistas y muy, pero muy liberales. La memoria histórica es maleable como el oro.
Lo que no entiendo de la reciente historia de nuestro país, que nos dediquemos a eliminar todo resquicio del franquismo. Estatuas de Franco, nombre de calles....con el fin de olvidar un pasado reciente histórico que se quiera o no forma parte de la memoria de todos los españoles. No seria nada de extrañar que cualquier día, alguien tuviera la brillante idea de destrozar las estatuas de los emperadores del imperio romano, sus acueductos, puentes o destruyamos las mezquitas árabes de Andalucia.
La memoria histórica de un país hay que conservarla para bien de unos y para mal de los otros, por esto es la memoria histórica. Hay que aceptarla. Pero ni los vencidos, ni los vencedores pueden escribirla. Para ello existen los historiadores y el tiempo.
El respeto a las creencias de los demás es un ejercicio democrático. Los que actúan cambiando el rumbo de la historia o de hechos acaecidos son los antidemocráticos, o ¿quizás seria mejor llamarlos dictadores?
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