En este mundo, los hijos ocupan gran parte de nuestra vida. Son las alegrías y tristezas de los padres, los miedos continuos de cualquier eventualidad que se pueda cernir en ellos. Es la piedra angular de cualquier matrimonio. Sufrimientos y alegrías van cogidos de la mano.
Por los hijos se da todo. Incluso la vida. Sufrimos cuando enferman, sufrimos cuando empiezan a ir al colegio, sufrimos cuando tienen su primer amor, sufrimos por su incomprensión, sufrimos por su primer trabajo, una larga vida con lo cual el sufrir nos hace vivir para seguir sufriendo.
Son los hijos lo que mas queremos en este mundo, tanto como nosotros fuimos amados por nuestros padres. No se, si existe un amor con mas fuerza que el de los hijos.
El amor lo cubre todo incluso el desaire de los hijos o la respuesta violenta en su época de adolescente. Lo sufrimos todo y lo aguantamos todo. Todo es soportable hasta el último día de nuestras vidas, simplemente por amor.
Sin embargo, ¿que son aquellos padres de hijos, muy amados, que nacieron con una deformidad física o mental.? Hijos que toda la vida serán, hijos amados, pero diferentes del resto de los niños. Niños que no tendrán las misma oportunidades que los otros hijos que todo lo tuvieron en la vida. Hijos diferenciales de padres también, diferenciales con el resto de los padres. Son los hijos amados en el silencio.
Conocí hace años, un caso de progeria, los padres eran jóvenes, y me presentaron a su hijo con ésta terrible y cruel enfermedad. El niño tenía siete años, solo siete años, pero físicamente la naturaleza le había convertido en un anciano de mas de ochenta años... no voy a describirlo, pues el motivo principal, en esta ocasión son los padres, que cuidaban con todo detalle a su hijo. Sabían con certeza de que su hijo le quedaban pocos años de vida, uno, quizás dos...quizás...simplemente unos días.
Tuve la grata oportunidad de conversar con ellos y me di cuenta que el matrimonio estaba mas unido que nunca. Tenían una cosa en común, una meta que alcanzar, un objetivo como proyecto de vida. Desear, buscar, complacer y sobre todo disfrutar de la compañía de su hijo hasta el último segundo de vida. ¡Que valor de padres!
El valor, la sensibilidad de estos padres, el coraje y la lucha que tienen día a día por seguir con su hijo, un hijo completamente deforme. Pero son padres que no se derrumban aunque en la soledad lloren. Son padres que a pesar de todo, sienten orgullo por su hijo y junto a ellos están. Porque siempre será el mejor hijo del mundo.
Cuantos padres se olvidan de disfrutar de los hijos, de jugar con ellos, de revolcarse por los suelos con ellos, de observar aquella sonrisa sincera y abierta y contagiosa que nos ofrecen cada día o simplemente al despertar por la mañana. Los otros, los no dotados por la naturaleza tienen unos padres, que muchos hijos hubieran querido tener. Son los padres que adoran a sus hijos sin importarles ni la enfermedad, ni el defecto físico. Son padres únicos. Hombres y mujeres que saben amar y respetar al ser humano con todos sus defectos y carencias. Son los padres de los hijos amados en el silencio.
Por los hijos se da todo. Incluso la vida. Sufrimos cuando enferman, sufrimos cuando empiezan a ir al colegio, sufrimos cuando tienen su primer amor, sufrimos por su incomprensión, sufrimos por su primer trabajo, una larga vida con lo cual el sufrir nos hace vivir para seguir sufriendo.
Son los hijos lo que mas queremos en este mundo, tanto como nosotros fuimos amados por nuestros padres. No se, si existe un amor con mas fuerza que el de los hijos.
El amor lo cubre todo incluso el desaire de los hijos o la respuesta violenta en su época de adolescente. Lo sufrimos todo y lo aguantamos todo. Todo es soportable hasta el último día de nuestras vidas, simplemente por amor.
Sin embargo, ¿que son aquellos padres de hijos, muy amados, que nacieron con una deformidad física o mental.? Hijos que toda la vida serán, hijos amados, pero diferentes del resto de los niños. Niños que no tendrán las misma oportunidades que los otros hijos que todo lo tuvieron en la vida. Hijos diferenciales de padres también, diferenciales con el resto de los padres. Son los hijos amados en el silencio.
Conocí hace años, un caso de progeria, los padres eran jóvenes, y me presentaron a su hijo con ésta terrible y cruel enfermedad. El niño tenía siete años, solo siete años, pero físicamente la naturaleza le había convertido en un anciano de mas de ochenta años... no voy a describirlo, pues el motivo principal, en esta ocasión son los padres, que cuidaban con todo detalle a su hijo. Sabían con certeza de que su hijo le quedaban pocos años de vida, uno, quizás dos...quizás...simplemente unos días.
Tuve la grata oportunidad de conversar con ellos y me di cuenta que el matrimonio estaba mas unido que nunca. Tenían una cosa en común, una meta que alcanzar, un objetivo como proyecto de vida. Desear, buscar, complacer y sobre todo disfrutar de la compañía de su hijo hasta el último segundo de vida. ¡Que valor de padres!
El valor, la sensibilidad de estos padres, el coraje y la lucha que tienen día a día por seguir con su hijo, un hijo completamente deforme. Pero son padres que no se derrumban aunque en la soledad lloren. Son padres que a pesar de todo, sienten orgullo por su hijo y junto a ellos están. Porque siempre será el mejor hijo del mundo.
Cuantos padres se olvidan de disfrutar de los hijos, de jugar con ellos, de revolcarse por los suelos con ellos, de observar aquella sonrisa sincera y abierta y contagiosa que nos ofrecen cada día o simplemente al despertar por la mañana. Los otros, los no dotados por la naturaleza tienen unos padres, que muchos hijos hubieran querido tener. Son los padres que adoran a sus hijos sin importarles ni la enfermedad, ni el defecto físico. Son padres únicos. Hombres y mujeres que saben amar y respetar al ser humano con todos sus defectos y carencias. Son los padres de los hijos amados en el silencio.
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