lunes, 21 de diciembre de 2009

ESTAS NAVIDADES ... JORDI ...


ESTAS NAVIDADES... JORDI... AMOR DE PADRE.


Estas navidades son las primeras que mi hijo Jordi y yo, no estaremos juntos. Con mi esposa lo mismo. Estaremos separados por el Mar Pacífico. Serán unas fiestas nostálgicas y no tendré frente a mí aquella sonrisa franca y contagiosa.

Gracias a Skype, puedo hablar con mi esposa todas las mañanas y algún final de semana con mi hijo, con cierta medida, para que no le salten las lágrimas.

Yo sé, querido Jordi, que aquí en España, no te enseñamos a lo que era rezar y sin embargo aprendiste con toda naturalidad en la nueva escuela pública de Santiago de Chile. Aquí en España nos obligan a perder ciertas costumbres innatas del pueblo español, como si estorbara y en contra e la mayoría, nos quitan los crucifijos de las escuelas y nadie se rasga las vestiduras. Ni siquiera se contempla la posibilidad de que las creencias cristianas forman parte muy arraigada de las costumbres de la gente de España; popularmente e históricamente. La religión ha formado parte de la cultura y creencias de todos los españoles y las catedrales de nuestras ciudades forman parte de este paisaje de la fe, que tanto ha acompañado y compartido las creencias innatas del pueblo español. Sin embargo otorgamos mayor énfasis a la fiesta sangrienta de las corridas de toros. Aquí la gente se apasiona en un acto, dígase llamar de cultura. Aquí la gente se pierde y saca sus mejores argumentos en defensa de los toreros y a favor del sufrimiento de un toro bravo. Si no lo remedia el tiempo y la cordura, nos van a implantar a la fuerza, como todo lo que se hace en este país, España, la vuelta a la lucha sangrienta a los circos con los cristianos y leones incluidos.

Siempre digo que hay que respetar las minorías y luchar para que estos tengan su espacio propio y por derecho. Pero no se puede aceptar que las minorías impongan su criterio a las mayorías y menos por la fuerza, como algún gobierno está haciendo.

Mi querido Jordi, sé las cosas que haces todos los días, mamá me cuenta hasta tus últimos suspiros y sé que me quieres con locura y sé también que rezas por mi todos los días, cuando estas en el umbral del sueño, para que tenga dinero suficiente y pueda reunirme contigo. Yo también pienso y deseo lo mismo. Serán navidades tristes, pero no siempre serán así, espero reunirme pronto y poder besar a mama y estrecharte a ti, en un tierno abrazo de papá. Feliz navidad hijo, feliz navidad. Y un beso para mamá.

1 comentario:

Lembranza dijo...

Hola papa de Jordi, te deseo unas felices fiestas, ya se que no podrán ser como las que hubieras querido, pero seguro que tu mujer y tu hijo desean que estes bien y las disfrutes, ya no con ellos, pero si, en lo que representa la Navidad, La venida de nuestro Sr Jesus. Un abrazo