ESPAÑA, CAPITAL PARIS
Para terminar el año, me ha llamado la atención, el desenlace de tres incidentes que ha tenido que afrontar el Gobierno de España, en el transcurso de estos últimos meses, que corresponden a la vida caótica y singular de nuestra política exterior e interior. Nuestro destino, como nación, pasa por París y Washington.
Por una parte, el secuestro del Alakrana, que no ha quedado claro del todo, las galimatías del asunto, pese a los esfuerzos diplomáticos de nuestro Ministro de Asuntos Exteriores. Hoy digo y mañana niego; es la política concurrente de los portavoces del gobierno. Pero en el fondo y lo preocupante, es la búsqueda de soluciones políticas, demasiado a menudo, a través de Francia y de los Estados Unidos. Esto es serio y alarmante. O sea que no damos pié en bola.
Otro tema espinoso para nuestros -exteriores-, es el rapto de los cooperantes catalanes, pertenecientes a una ONG de Barcelona, - Acción Solidaria-, que han sido secuestrados en Mauritania. Información ninguna, pero si sabemos que quien, tarde o temprano nos va solucionar el problema, será, ni más ni menos que nuestra vecina Francia en colaboración de -el quinto de caballería-: de los Estados Unidos, al mando de John Wayne con, trompetas, gaitas y caballos.
Por último, el reciente caso. Aminetu Haidar, la activista por la independencia del Sáhara occidental, que ha doblegado a España hasta verse obligado a solicitar ayuda internacional, no siempre desinteresada, de Francia y los Estados Unidos y también de la mismísima comunidad Europea.
Sabemos que vivimos en un mundo globalizado y en este mundo sin fronteras, España pinta bastos. Si somos la octava potencia, es decir mucho; pero no corresponde al concierto de las naciones por su estatus le correspondería estar o pensamos que debería estar... Somos o no somos, estamos o no estamos, o sólo servimos para mandar gente en misiones de paz ( llamadas así, por cuestiones políticas - morales y de voto), teniendo nuestra política que pasar por París y Washington. Seria conveniente, ir despidiendo nuestros ministrables, además de nombrar como capital política de España: Paris
¿Y el asunto de la Guardia Civil, con el Peñón de Gibraltar? No por favor, ¡qué estamos en navidad! Terminemos el año bien, con espíritu constructivo, con pensamientos positivos y dejemos la crítica, siempre constructiva, para mas adelante. Ahora toca: ¡ FELIZ NAVIDAD! ¡ FELIZ AÑO NUEVO!
El problema viene ahora. ¿Qué hacemos con Madrid?
Para terminar el año, me ha llamado la atención, el desenlace de tres incidentes que ha tenido que afrontar el Gobierno de España, en el transcurso de estos últimos meses, que corresponden a la vida caótica y singular de nuestra política exterior e interior. Nuestro destino, como nación, pasa por París y Washington.
Por una parte, el secuestro del Alakrana, que no ha quedado claro del todo, las galimatías del asunto, pese a los esfuerzos diplomáticos de nuestro Ministro de Asuntos Exteriores. Hoy digo y mañana niego; es la política concurrente de los portavoces del gobierno. Pero en el fondo y lo preocupante, es la búsqueda de soluciones políticas, demasiado a menudo, a través de Francia y de los Estados Unidos. Esto es serio y alarmante. O sea que no damos pié en bola.
Otro tema espinoso para nuestros -exteriores-, es el rapto de los cooperantes catalanes, pertenecientes a una ONG de Barcelona, - Acción Solidaria-, que han sido secuestrados en Mauritania. Información ninguna, pero si sabemos que quien, tarde o temprano nos va solucionar el problema, será, ni más ni menos que nuestra vecina Francia en colaboración de -el quinto de caballería-: de los Estados Unidos, al mando de John Wayne con, trompetas, gaitas y caballos.
Por último, el reciente caso. Aminetu Haidar, la activista por la independencia del Sáhara occidental, que ha doblegado a España hasta verse obligado a solicitar ayuda internacional, no siempre desinteresada, de Francia y los Estados Unidos y también de la mismísima comunidad Europea.
Sabemos que vivimos en un mundo globalizado y en este mundo sin fronteras, España pinta bastos. Si somos la octava potencia, es decir mucho; pero no corresponde al concierto de las naciones por su estatus le correspondería estar o pensamos que debería estar... Somos o no somos, estamos o no estamos, o sólo servimos para mandar gente en misiones de paz ( llamadas así, por cuestiones políticas - morales y de voto), teniendo nuestra política que pasar por París y Washington. Seria conveniente, ir despidiendo nuestros ministrables, además de nombrar como capital política de España: Paris
¿Y el asunto de la Guardia Civil, con el Peñón de Gibraltar? No por favor, ¡qué estamos en navidad! Terminemos el año bien, con espíritu constructivo, con pensamientos positivos y dejemos la crítica, siempre constructiva, para mas adelante. Ahora toca: ¡ FELIZ NAVIDAD! ¡ FELIZ AÑO NUEVO!
El problema viene ahora. ¿Qué hacemos con Madrid?
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