NO A LA POBREZA Y A LA RIQUEZA Y SÍ A LA VIDA.
Creo, Querido Jordi, que mientras no se haga una distribución de la riqueza y del trabajo, la sociedad o sociedades democráticas abrán fracasado políticamente y socialmente en su empeño en demostrar que vivimos en una sociedad justa. Los elementos que disponemos en la actualidad difieren en sus resultados para una sociedad justa y equitativa. Vivimos en apariencia, pero sólo en apariencia en una democracia. La libertad individual es una ilusión óptica.
Pertenecemos a una sociedad capitalista que si bien es cierto que a través de élla se ha conseguido avances en medios tecnológicos, económicos, médicos, ciencia, culturales... No lo hace en proporción de toda y para toda la sociedad. Peor, lo hace en contra de una mayoría que corre con el peso del trabajo principalmente, explotación oculta, y que no pasaran de ser simples obreros, que para conseguir un bienestar tendrán que pignorar su vida y su familia por conseguir la utopía de ser feliz a cambio de unos bienes materiales, es la cultura del capitalismo.
Las libertades individuales y sociales están condenadas si no se busca un equilibrio en el trabajo para todos y un distribuir de la riqueza. Todo ello con una recuperación de los valores morales
Los partidos políticos que componen las democracias actuales carecen de sentido práctico y real de las necesidades del individuo. Incluso los partidos de la izquierda y los sindicatos van unidos al capital, convirtiendo la política en riñas intestinas de poder y no al servicio del y para el ciudadano.
Los problemas individuales cada vez son más graves convirtiéndose en bolsas de pobreza y de miseria que conviven y están en estas mimas sociedades capitalistas. La pobreza no está solo en el tercer mundo, también en el mundo occidental hay escasez de trabajo y familias que carecen de los mínimos recursos de subsistencia.
Pensando en el tercer mundo, quizás pronto tengamos la clave de a donde debe ir la sociedad, pues es de tal magnitud la pobreza de estos países que no les queda mas remedio que obligarse a compartir el trabajo y la riqueza dando cauce a otros entendimientos de la vida y nuevos colectivos de conciencia y enfrentarse al expolio continuo de las potencias mundiales.
La sociedad debe replantearse si la vida actual es la que se desea para sus hijos. Vivir en una confrontación de valores capitalistas o valores morales, es lo que está en juego.
Vivimos en un mundo que cabemos todos y hay para todos, solo es cuestión de amoldarse a unos nuevos cambios, un nuevo modo de ver la vida, de una nueva justicia y de unos valores morales en alza. La vida desenfrenada que vive la sociedad capitalista tiene sus días contados y esto lo vemos en los tiempos de crisis, crisis que seguirá hasta que no se cambie el modelo de vida por otro de estilo humanista.
Totalmente injusto que el tercer mundo sufra la avaricia, las guerras, el genocidio, la hambruna para que pueda vivir holgadamente una pequeña parte de la humanidad y lo mismo sucede en el interior de las propias sociedades capitalistas, donde cada día habrá mas miseria humana frente al egoísmo de unos pocos pero que mandan, gobiernan y dirigen el conjunto de la sociedad.
La libertad de los individuos se ha visto condenada por la falta de respeto a la naturaleza y al ambiente. El despotismo del capital es el único responsable del cambio climático y de la destrucción de su entorno. Las consecuencias imprevisibles obligan al hombre a replantearse la vida de otro modo basada en una justicia global, equitativa y moral, un entorno de equilibrio con las necesidades humanas; en un reparto del trabajo y de su riqueza, apoyados en los pilares más importantes que dan libertad al individuo, potenciar un nuevo estilo de vida basada en los valores humanos que todos llevamos. La competitividad de la sociedad capitalista tiene sus días contados.
Los grupos de conciencia irán creciendo en todos los países, con nuevas alternativas hasta llevarnos a este mundo que todos deseamos para nuestros hijos y que debe ser el motor de nuestra existencia. El no a la pobreza, el no a la riqueza y el sí a la vida debe ser la actitud básica frente a la vida. Hay que abrir las puertas a una nueva era.
Creo, Querido Jordi, que mientras no se haga una distribución de la riqueza y del trabajo, la sociedad o sociedades democráticas abrán fracasado políticamente y socialmente en su empeño en demostrar que vivimos en una sociedad justa. Los elementos que disponemos en la actualidad difieren en sus resultados para una sociedad justa y equitativa. Vivimos en apariencia, pero sólo en apariencia en una democracia. La libertad individual es una ilusión óptica.
Pertenecemos a una sociedad capitalista que si bien es cierto que a través de élla se ha conseguido avances en medios tecnológicos, económicos, médicos, ciencia, culturales... No lo hace en proporción de toda y para toda la sociedad. Peor, lo hace en contra de una mayoría que corre con el peso del trabajo principalmente, explotación oculta, y que no pasaran de ser simples obreros, que para conseguir un bienestar tendrán que pignorar su vida y su familia por conseguir la utopía de ser feliz a cambio de unos bienes materiales, es la cultura del capitalismo.
Las libertades individuales y sociales están condenadas si no se busca un equilibrio en el trabajo para todos y un distribuir de la riqueza. Todo ello con una recuperación de los valores morales
Los partidos políticos que componen las democracias actuales carecen de sentido práctico y real de las necesidades del individuo. Incluso los partidos de la izquierda y los sindicatos van unidos al capital, convirtiendo la política en riñas intestinas de poder y no al servicio del y para el ciudadano.
Los problemas individuales cada vez son más graves convirtiéndose en bolsas de pobreza y de miseria que conviven y están en estas mimas sociedades capitalistas. La pobreza no está solo en el tercer mundo, también en el mundo occidental hay escasez de trabajo y familias que carecen de los mínimos recursos de subsistencia.
Pensando en el tercer mundo, quizás pronto tengamos la clave de a donde debe ir la sociedad, pues es de tal magnitud la pobreza de estos países que no les queda mas remedio que obligarse a compartir el trabajo y la riqueza dando cauce a otros entendimientos de la vida y nuevos colectivos de conciencia y enfrentarse al expolio continuo de las potencias mundiales.
La sociedad debe replantearse si la vida actual es la que se desea para sus hijos. Vivir en una confrontación de valores capitalistas o valores morales, es lo que está en juego.
Vivimos en un mundo que cabemos todos y hay para todos, solo es cuestión de amoldarse a unos nuevos cambios, un nuevo modo de ver la vida, de una nueva justicia y de unos valores morales en alza. La vida desenfrenada que vive la sociedad capitalista tiene sus días contados y esto lo vemos en los tiempos de crisis, crisis que seguirá hasta que no se cambie el modelo de vida por otro de estilo humanista.
Totalmente injusto que el tercer mundo sufra la avaricia, las guerras, el genocidio, la hambruna para que pueda vivir holgadamente una pequeña parte de la humanidad y lo mismo sucede en el interior de las propias sociedades capitalistas, donde cada día habrá mas miseria humana frente al egoísmo de unos pocos pero que mandan, gobiernan y dirigen el conjunto de la sociedad.
La libertad de los individuos se ha visto condenada por la falta de respeto a la naturaleza y al ambiente. El despotismo del capital es el único responsable del cambio climático y de la destrucción de su entorno. Las consecuencias imprevisibles obligan al hombre a replantearse la vida de otro modo basada en una justicia global, equitativa y moral, un entorno de equilibrio con las necesidades humanas; en un reparto del trabajo y de su riqueza, apoyados en los pilares más importantes que dan libertad al individuo, potenciar un nuevo estilo de vida basada en los valores humanos que todos llevamos. La competitividad de la sociedad capitalista tiene sus días contados.
Los grupos de conciencia irán creciendo en todos los países, con nuevas alternativas hasta llevarnos a este mundo que todos deseamos para nuestros hijos y que debe ser el motor de nuestra existencia. El no a la pobreza, el no a la riqueza y el sí a la vida debe ser la actitud básica frente a la vida. Hay que abrir las puertas a una nueva era.
1 comentario:
Que razón tienes, no es justo que unos pocos derrochen dinero en chorradas y haya niños muriensose de hambre, no es de ley. Luego se tapan la conciencia dando fiestas para recaudar dinero, que ya me gustaria a mi, saber cuento de ese dinero se llevan los que lo necesitan. Hace como dos años,más o menos, en un pais de Sudamerica,se mando muchisimos alimentos y los que no tenian nada, seguian pasando hambre, no les llegaba lo que se había mandado. Más tarde se descubrio, guardado en un almacen, los alimentos que no se habían entregado, se vendian. hacer dinero con las necesidades basicas de los seres humanos es haber caido muy bajo.
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