LATINOAMÉRICA Y EL NUEVO SOCIALISMO SIGLO XXI
Las dictaduras socialistas como la de España, es un socialismo autoritario que extiende sus tentáculos hacia el control del ciudadano en todas sus vertientes, sociales, individuales y familiares y esto lo vemos el día a día en el panorama político de nuestro país. El individuo pasa a ser un elemento manipulable y carente de libertad.
La derecha presume de tener la solución a todos los problemas que atañen a las clases medias y altas, pero no cubre las necesidades globales de la sociedad. Ambas formaciones, derecha e izquierda son tan semejantes en su discurso y en su práctica que apenas se les puede diferenciar, aunque en este caso los socialistas demuestran un tono, enraizado en la soberanía dictatorial y el despotismo y tan antidemocrático como la propia derecha.
Cuando se habla de democracia, se levanta el discurso de las libertades individuales y no es cierto. La democracia que conocemos hoy dista mucho de ser garante de las libertades individuales. Las naciones democráticas están al servicio de los intereses de los Estados Unidos y éste, basa su democracia a sus “Intereses Nacionales”. La soberanía de los países se ve amenazada si no cumple con los dictados de las potencias económicas de este mundo globalizado.
Países del tercer mundo y especialmente Latinoamérica, están abriendo desde una base de redes cristianas, un nuevo concepto solidario, democrático e individual; de justicia social, un nuevo concepto de solidaridad, donde el individuo es el centro de las decisiones. La nueva apertura en los países latinos, de un nuevo socialismo siglo XXI, abre así, nuevas esperanzas que nada tiene que ver con los existentes en la actualidad de perfil occidental. Abre paso a un nuevo concepto de vida, basada en la justicia de los medios de trabajo y en el reparto de la riqueza, devolviendo la libertad a los individuos.
El mundo no puede ser gobernado por la fuerza militar, y debe dejar paso a los grupos sociales de conciencia par solucionar los problemas que requiere la sociedad actual. Hay que abrir el diálogo, hay que buscar un mundo mejor para todos.
El individuo debe recuperar su libertad y no, como ahora, su vida basada en la esclavitud que ejerce las influencias del capital. Hay que buscar nuevos cauces de responsabilidad y transparencia en los gobiernos y exigir estos cambios.
Queremos un mundo mejor para nuestros hijos basados en la libertad, en el razonamiento. El no a la pobreza, el no a la riqueza y el sí a la vida debe ser la actitud primordial frente a la esclavitud. Hay que abrir las puertas a una nueva era, de cultura humanística y de la solidaridad, en el respeto a la naturaleza, al trabajo y a la riqueza como elemento de reparto equitativo y justo. Un mundo mejor sí es posible.
Las dictaduras socialistas como la de España, es un socialismo autoritario que extiende sus tentáculos hacia el control del ciudadano en todas sus vertientes, sociales, individuales y familiares y esto lo vemos el día a día en el panorama político de nuestro país. El individuo pasa a ser un elemento manipulable y carente de libertad.
La derecha presume de tener la solución a todos los problemas que atañen a las clases medias y altas, pero no cubre las necesidades globales de la sociedad. Ambas formaciones, derecha e izquierda son tan semejantes en su discurso y en su práctica que apenas se les puede diferenciar, aunque en este caso los socialistas demuestran un tono, enraizado en la soberanía dictatorial y el despotismo y tan antidemocrático como la propia derecha.
Cuando se habla de democracia, se levanta el discurso de las libertades individuales y no es cierto. La democracia que conocemos hoy dista mucho de ser garante de las libertades individuales. Las naciones democráticas están al servicio de los intereses de los Estados Unidos y éste, basa su democracia a sus “Intereses Nacionales”. La soberanía de los países se ve amenazada si no cumple con los dictados de las potencias económicas de este mundo globalizado.
Países del tercer mundo y especialmente Latinoamérica, están abriendo desde una base de redes cristianas, un nuevo concepto solidario, democrático e individual; de justicia social, un nuevo concepto de solidaridad, donde el individuo es el centro de las decisiones. La nueva apertura en los países latinos, de un nuevo socialismo siglo XXI, abre así, nuevas esperanzas que nada tiene que ver con los existentes en la actualidad de perfil occidental. Abre paso a un nuevo concepto de vida, basada en la justicia de los medios de trabajo y en el reparto de la riqueza, devolviendo la libertad a los individuos.
El mundo no puede ser gobernado por la fuerza militar, y debe dejar paso a los grupos sociales de conciencia par solucionar los problemas que requiere la sociedad actual. Hay que abrir el diálogo, hay que buscar un mundo mejor para todos.
El individuo debe recuperar su libertad y no, como ahora, su vida basada en la esclavitud que ejerce las influencias del capital. Hay que buscar nuevos cauces de responsabilidad y transparencia en los gobiernos y exigir estos cambios.
Queremos un mundo mejor para nuestros hijos basados en la libertad, en el razonamiento. El no a la pobreza, el no a la riqueza y el sí a la vida debe ser la actitud primordial frente a la esclavitud. Hay que abrir las puertas a una nueva era, de cultura humanística y de la solidaridad, en el respeto a la naturaleza, al trabajo y a la riqueza como elemento de reparto equitativo y justo. Un mundo mejor sí es posible.
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