jueves, 3 de junio de 2010

EL VELO ISLÁMICO Y EL VELO ESPAÑOL


El velo islámico y el velo español.

Mi querido Jordi, tu abuela, la de Barcelona, la que ibas a visitar con mamá; solía alguna vez, entrar y visitar la catedral. Aunque no era muy creyente, el transcurso del tiempo, la hizo cambiar de opinión, que, sin llegar a ser una beata, le gustaba tutearse con Dios, con la virgen con todos los santos. Ella, no creía en los curas, pero sí en Dios. En los últimos años de su vida, hizo la paz con los sacerdotes.

Para entrar en la catedral o en cualquier iglesia, se exigía por respeto, que las señoras, se cubrieran la cabeza con una manto o mantilla. Y el cumplimiento de esta exigencia estaba a cargo de un clérigo que permanecía a la puerta del recinto, prohibiendo la entrada a las señoras que no llevaran la cabeza cubierta o tuvieran los hombros al descubierto o simplemente, la falda no estuviera por debajo de la rodilla.. Todo ello, por devoción y por respeto al Santísimo. Podríamos decir que era el velo español. Esta costumbre obligatoria se extendía a los pasos de la semana santa y a otros actos religiosos.

Era una época de vivencias curiosas. Por las calles andaban, las monjas “aladas”, los militares con sable, los religiosos con sotana, los funcionarios con bigote y los taxistas con chaqueta azul; el botón negro en la solapa y brazalete del mismo color para demostrar la pena y el duelo de un ser querido. Algunos hombres se rodeaban su cintura con una cuerda color violeta, parecían nazarenos, quizás para demostrar su castidad o su rechazo a la vida de matrimonio. El burro de los cántaros y el organillo... era otra de las imágenes, que formaba parte del colorido, blanco-gris, de la Barcelona de antaño a imagen y semejanza de cualquier ciudad española.

De todo ello no queda nada, por suerte para unos y por desgracia para otros, pero era la España real. Que, con o sin dictadura el país andaba camino a las libertades y la gallina dejó de viajar en los vagones de tercera y la mantilla desapareció en una evolución natural que nadie podía frenar.

Las cuestiones religiosas fueron evolucionando y dejó paso al sentido común. La Iglesia progresó y las mujeres entraron poco a poco, sin mantilla y con la falda corta. La Iglesia y la sociedad española se cogieron de la mano.

El velo islámico tiene otros tintes, de base machista, de dominio del hombre sobre la mujer que nada tiene que ver con la mantilla española, salvo un ligero paralelismo en cuanto a objeto de cubrimiento pero nunca por imposición del varón español y, siempre circunscrito a los recintos religiosos.

En la actualidad forma parte, el velo islámico, de una actitud de rebeldía frente a la sociedad occidental, además del dominio del hombre sobre la mujer. También por parte de algunas adolescentes de querer llamar la atención y en otros casos como un acto imperativo de base fundamentalista islámico, abusando de la hospitalidad del país que les acoge.

El nivel de exigencias por parte de los emigrantes del Islam puede vulnerar la sensibilidad de la gente. No se puede admitir que, en los países de la libertad, nos den clases de tolerancia cuando en su país, no saben ni entienden el significado del vocablo libertad.

Los derechos se conquistan día a día, pero..., la intolerancia no es del país que les acoge. Y discernir claramente que, los primeros derechos corresponden a los países de acogida.

Poco amigable, son los islamistas, cuando solo hablan y piden derechos. Poco amigables son, cuando son exigentes y que ellos saben que en su propio país, carecen de las mínimas garantías de libertad y que constantemente son pisoteadas. Pocos amigables son el imponer sus costumbres por encima del país anfitrión, de unos derechos solicitados que son inaceptables: Que los hijos del Islam rechacen a la profesora sus enseñanzas, por ser mujer... el que los hijos el Islam no acepten hacer gimnasia, o solicitar un profesor de religión islámica pagada por los ciudadanos, comidas especiales y tantas otras cosas no son precisamente actos amigables de convivencia

Pertenecemos a un mundo de mestizaje cultural y biológico, pero existen unas normas dentro del amplio marco de la libertad. El velo es un atentado contra la libertad individual y colectiva del país que les acoge. No hay más.

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