sábado, 4 de abril de 2009

EL JUEZ QUE LE PUSO LOS CUERNOS A SU ESPOSA






El tema de maltrato con un fondo real como la vida misma tiene diversos colores según desde el ángulo que se mire.

Lo primero que me llama la atención es la profesión de los querellantes: Un juez XXXXX de Barcelona maltrata a su esposa XXXXX, notaria de profesión y ésta acusa a su marido de lo mismo. Ambos presentan sus respectivas denuncias y a la vez, solicitan protección judicial. Los dos profesionales llevaban pocos meses de casados y el juez había solicitado o estaba tramitando la separación. Un asunto de faldas y la infidelidad del juez hacen el resto.



En primer lugar se casan personajes de la misma estirpe o mismo nivel, quizás por dinero, por ambición, por imagen, etc. Mejor hubiera sido casarse la señora notaria con un deportista japonés de sumo y habría obtenido placenteras noches de romance o bien casarse con un repartidor de butano pakistaní de amarilla piel color aceituna. No señor. ¡Se casó con un señor juez! . El Sr. Juez debía haberse casado con una inmigrante sahariana sin papeles, rescatada de un cayuco de las costas españolas o enamorado de una sencilla peluquera de barrio. ¡No señor! Se casó con una notaria. Ninguno de los dos tienen la sensibilidad de los problemas que el mundo vive. Prevalece su instinto de imagen y de poder social, incluido el económico. Los dos actuaron por egoísmo e intereses propios, no por enamoramiento pero sí de conveniencia mutua. Los dos actuaron mal, la notaria hizo prevalecer su condición de mujer maltratada y el juez dice y hace lo mismo y además, peca de adulterio. Pero ninguna de estas aseveraciones tiene penalización, supongo yo, pero moralmente sí y mucho.
http://cartasamihijojordi.blogspot.com/2009/01/violencia-sexista-y-jueces-aborregados.html Yo entiendo esta mujer notaria y tiene toda la razón de quejarse y también entiendo al señor juez.

En el ámbito de calle ¿cómo puede desenvolverse un tema tan candente como el maltrato? Si lo analizamos en respuestas de nivel popular que sería lo justo pero, no lo aconsejable, ni deseable, se pediría una acción semejante a la que siguen sufriendo miles de ciudadanos, la justicia tendría que actuar en primer lugar del siguiente modo: determinando que el señor juez fuera condenado a pagar, con o sin razón, los dos tercios de su sueldo a su esposa y de por vida, (aunque en este caso no tienen hijos en común, es igual y si los tuviera que se los quiten y se los entreguen a la madre con un régimen estricto de visitas por parte del padre de unas horas semanales.) Además, la señora notaria se queda con la casa, como sexo débil, aunque sea del esposo, a perpetuidad como debe ser. Los enseres privativos del esposo quedan para la esposa y todo se considera ajuar. No hay hijos que sepamos para manipular, ( ¡ que lástima!) El juez, condenado, no podrá acercarse a la señora notaria en quinoentos metros a la redonda y llevará una pulsera de por vida que le señalará ante la opinión publica como un maltratador; en el caso de que el juicio de maltrato saliera inocente el señor juez, quedaría archivada la demanda, no anulada, por lo que pudiera pasar si reincide y tampoco se buscará, ni menos castigará si la denuncia es falsa. Lo que diga el señor juez no tiene valor, se le debe considerar un mentiroso y peligroso delincuente ante la sociedad, perderá todos sus cargos, entre otras cosas. Esto si, se le exime que se halla atribuido el derecho de pernada; el que haya puesto los cuernos a su esposa entra en la normalidad social y a sí lo contempla como normal los bodrios de televisión española explicando los cotilleos basura de los toreros y chulos de nuestra piel de toro.
http://cartasamihijojordi.blogspot.com/2008/11/juego-sucio-en-la-justicia.html

A mí lo que me sorprende de la justicia que sea tan ciega e idiotizada, ¡ pero cuidado! Dispone de la fuerza “legal”, que un señor juez que hace pis, te quite los hijos de por vida y se vaya a su casa como si tal cosa, en vez de tacharlo de acto de piratería y de sinvergüencería. Es grave, muy grave que los jueces tengan la potestad con una simpleza total, de quitarle los hijos a un padre o de arruinarte en una mañana. No hablemos de el amiguismo latente, como en todas las actividades, incluso en la justicia, las hay y mas de lo que se piensa la gente. http://cartasamihijojordi.blogspot.com/2008/08/ya-no-te-amo.html

En el caso del señor juez y la señora notaria cabe señalar que la mejor opción sería que ambas partes retiraran las denuncias, porque ambas partes mienten y ambas partes dicen la verdad, cualquier camino es mejor que el de la justicia. La justicia dará carnada del tema a las revistas del corazón y cualquier sentencia será tortuosa y falsa, pensada para la galería por los mismos personajes implicados. Quitar protagonismo al asunto y que sirva de reflexión para abogados, jueces y notarios, porque en este tema, podemos escribir mucho y muchos jueces saldrían... con el rabo entre piernas, con o sin derecho de pernada. Bajen el telón y abandonen el teatro para el bien de la sociedad. A mi entender, no existe delito, pero si un problema familiar y de despecho como tantos y de amores y culebrones
http://cartasamihijojordi.blogspot.com/2007/11/el-juez-y-otras-lindeces.html

Los problemas de alcoba, los de matrimonio, los problemas entre cónyuges no pueden solucionarse en el ámbito judicial. Han de solucionarse bajo otros criterios, que corresponden a la medicina, en concreto a los psicólogos y psiquiatras y organizaciones o entidades familiares pero no a la justicia, salvo en los casos que existan serias amenazas de maltrato. El fondo de las rupturas es de desequilibrios, de ambiciones o intrusión o búsqueda de terceras personas, entre otras motivaciones. La sociedad se mueve por los esquemas publicitarios y los estados y entes públicos lo fomentan a diario.


La educación actual en las escuelas no contribuye a que salgan hombres y mujeres con criterio y personalidad, Tampoco se les enseña como actúa el cerebro de una mujer y de un hombre, no se les enseña que los comportamientos son diferentes y siempre lo serán, no se les enseña a aceptar esta diferenciación de criterios y aceptar que los dos sexos son complementarios pero no solo en el sentido estricto de lo carnal, si no en el desarrollo del pensamiento, en las actitudes y en las formas de ver la vida y de actuar frente a ella. La falta de valores en la sociedad en la que vivimos hace que las parejas sean las primeras que sufran el baile de las rupturas y la inmoralidad se acepte como algo cotidiano.



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