jueves, 2 de abril de 2009

Entre dos mundos


Entre dos mundos

Sabemos que las cosas no están bien hechas. Sabemos que vamos por un mal camino. Sabemos que hay que cambiar el mundo. Sabemos lo que queremos, pero no sabemos como hacerlo.
Vivimos en un mundo basado en la arrogancia del capital, un mundo despiadado en que unos pocos acaparan la mayoría de los recursos humanos y por otro lado tenemos el resto de la humanidad sin recursos, con hambre, con enfermedades que son los explotados por el capital.
El mundo occidental también sufre esta vorágine incontrolada de afán posesivo y materialista y las entidades financieras saben manejar a su propio interés las flaquezas del ser humano. Nuestros hijos merecen un mundo mejor. Un mundo de conciencia y de valores.
Hemos perdido la orientación de la senda del bienestar para todos y lo hemos cambiado por el servicio incondicional y miope a las grandes corporaciones que se dedican a atesorar el dinero exprimido a los ciudadanos y a los países del tercer mundo. No interesan los valores humanos, no le interesa al capital que nos aboca día a día en un mundo caótico de intereses nacionales. Y ahora podemos comprobar con el hundimiento de la economía mundial que los parcheos que se están realizando a toda prisa, no tiene ni tendrán un resultado positivo ni siquiera a medio plazo.
No solo está sufriendo el primer mundo como observamos diariamente que las familias están soportando la explotación de los bancos y que se dan cuenta que seguirán explotados, no solo ellos, si no también sus hijos a través de hipotecas, prestamos o lo que se le llame, sacrificando su vida el resto de sus días y ¿para qué? ¿Esta es la calidad de vida?

La base del entendimiento global no tiene nada que ver con la globalización, es necesaria para que nos planteemos una nueva meta de existencia y de valores que nada tienen que ver con los actuales. Hay que replantear muchas cosas, pero invocando unos principios morales, humanistas y erradicando la explotación del hombre por el hombre.
Se están desarrollando dos mundos paralelos, dos mundos que buscan su propia identidad; por un lado en base del capital en plena agonía y un segundo mundo que busca su salida de la miseria y cansado de ser explotados dar cauce a un nuevo sentir y vivir de los ciudadanos. Nuestro potencial humano ha de basarse en la justicia y por el cambio en la búsqueda de un mundo mejor, un mundo para todos. Debemos reconocer nuestros errores y no se admiten parches en esta travesía. Hay que desarrollar colectivos de conciencia, grupos de conciencia para este mundo que necesitamos con urgencia. Un mundo sin armas, sin fronteras y de plena libertad. El sentido de la vida en el ámbito individual y colectivo no puede sustentarse en base del capitalismo o en caso contrario todos quedaremos absorbidos por él, y habremos perdido la esencia propia del ser humano como entidad pensante y con ello nuestra libertad.

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