Un sueldo de 2 €uros..
Los tiempos van cambiando y uno debe estar a la altura de las circunstancias. Los hijos tienen sus obligaciones y sus derechos y en este caso he pactado con mi hijo darle todos los viernes un sueldo de acorde con su edad. Ni más ni menos que dos €uros semanales.
Se los doy todos los viernes, por su entrega en realizar los deberes del colegio y además de ayudar en la limpieza de casa compartida con su mamá. Saca el polvo y pasa el aspirador. Todo se aprende. Con seis años sabe responder con agrado a lo que se le pide, por lo cual decidí darle estos dos €uros.
No es mucho dinero. Incluso me llegó a decir que su abuelo le daba mas dinero que el que yo le daba siendo su padre. Es cierto. El abuelo le daba más. Pero no hay que olvidar que los abuelos tienen la obligación de maleducar a los nietos y los padres la de educarlos. Es un equilibrio de fuerzas dentro de la familia. Un reparto de responsabilidades y en este ambiente el niño va creciendo sabiendo que los padres les regañan alguna vez. Aunque lo cierto es que, a mí, no me ha dado motivos para regañarle. Tampoco le he visto enojarse o realizar gestos de mal criado. Es responsable y voluntarioso. No sé, si será así toda la vida. Muchos cariños y afectos le damos. Pero es lo único que tenemos y estamos como pienso que en la mayoría de los padres, orgullosos de nuestros hijos.
Un día su abuelo le descubrió limpiando la mesita con un paño. Quedó estupefacto. El niño observó la vigilante mirada de su estimado yayo. Entendió. – ¡Yayo!- le dijo- ¿Tú no ayudas a la yaya?
Desde aquel día, todos los viernes le doy 2 €uros. Si, ya sé, alguno pensará que es poco dinero. Quizás tenga razón. Pero yo le doy, mucho cariño, mucho amor y esto es lo que valorará mi hijo Jordi, cuando sea mayor.
Los tiempos van cambiando y uno debe estar a la altura de las circunstancias. Los hijos tienen sus obligaciones y sus derechos y en este caso he pactado con mi hijo darle todos los viernes un sueldo de acorde con su edad. Ni más ni menos que dos €uros semanales.
Se los doy todos los viernes, por su entrega en realizar los deberes del colegio y además de ayudar en la limpieza de casa compartida con su mamá. Saca el polvo y pasa el aspirador. Todo se aprende. Con seis años sabe responder con agrado a lo que se le pide, por lo cual decidí darle estos dos €uros.
No es mucho dinero. Incluso me llegó a decir que su abuelo le daba mas dinero que el que yo le daba siendo su padre. Es cierto. El abuelo le daba más. Pero no hay que olvidar que los abuelos tienen la obligación de maleducar a los nietos y los padres la de educarlos. Es un equilibrio de fuerzas dentro de la familia. Un reparto de responsabilidades y en este ambiente el niño va creciendo sabiendo que los padres les regañan alguna vez. Aunque lo cierto es que, a mí, no me ha dado motivos para regañarle. Tampoco le he visto enojarse o realizar gestos de mal criado. Es responsable y voluntarioso. No sé, si será así toda la vida. Muchos cariños y afectos le damos. Pero es lo único que tenemos y estamos como pienso que en la mayoría de los padres, orgullosos de nuestros hijos.
Un día su abuelo le descubrió limpiando la mesita con un paño. Quedó estupefacto. El niño observó la vigilante mirada de su estimado yayo. Entendió. – ¡Yayo!- le dijo- ¿Tú no ayudas a la yaya?
Desde aquel día, todos los viernes le doy 2 €uros. Si, ya sé, alguno pensará que es poco dinero. Quizás tenga razón. Pero yo le doy, mucho cariño, mucho amor y esto es lo que valorará mi hijo Jordi, cuando sea mayor.
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