domingo, 7 de junio de 2009

LA SOLEDAD DE UN CASADO



He cogido un par de boletos de oferta, para que mi esposa y mi hijo Jordi disfruten de unas semanas en su tierra natal. Voy a estar mas solo que una palmera en el desierto. Ella, mi esposa, ya dispone de las maletas preparadas, hasta el mínimo detalle. En principio no quería ir, pero ante mi insistencia, al final se ha hecho lo que yo deseaba y lo que ella le ilusionaba. No había mas dinero, para un tercer boleto; luego hay que pagar la luz, el agua y esto que llaman hipotecas generacionales. Veremos como afronto septiembre. Los días transcurren y se amontonan las obligaciones y con la escasez de ingresos, solo me falta un milagro celestial para recuperarme, pero Dios está oculto en el paraíso y hace bien de no inmiscuirse en los delirios de la humanidad, Pero al menos podría pagarme los libros de la escuela publica de mi hijo Jordi. Cualquier día, le mando una carta de enojo, de tú a tú, para pedirle que ya viene siendo hora que despierte de esta larga e interminable siesta y se preocupe mas por sus hijos de la tierra. Pero mientras Dios juega al escondite, yo debo seguir peleando día a día por la seguridad de mi familia en nuestro mundo injusto. Es el infierno que padezco por mis pecados anteriores.

Lo importante, que mi esposa se encuentre con los suyos, con sus padres, con sus hermanos al otro lado del Atlántico, cruzando los Andes, hasta llegar a su tierra querida, la tierra del poeta Pablo Neruda, Santiago de Chile. Mi hijo Jordi está encantado del viaje y feliz por ver a sus primos, abuelos, tíos, todo esto que yo no le puedo ofrecer aquí en España, porque todos nos llevamos mal, somos pocos y mal avenidos, mi padre tuvo la responsabilidad y mis hermanos están ahogados en la avaricia. Somos dos mundos opuestos. A unos les sobra y a otros les falta. Ellos no me envidian y yo tampoco y la fiesta en paz. Aunque, en cinco años, nunca le dieron un beso a mi hijo Jordi, pero sí al director del banco. ¿Porqué será? No te preocupes Jordi, tu padre no tiene un porche de 600 mil €uros, ni dos casas de ... , pero juego todos los días contigo, te lleno de besos y a medida que pasa el tiempo, sin renunciar a ser tu padre, va naciendo con mas fuerza la semilla de amigo y compañero como me llamaste el otro día: viejo amigo.

Mis suegros son encantadores, abiertos, ingeniosos y de buen talante y carácter. Y que decir de mis cuñados, que con todos me llevo bien. Son gente de buena mesa y de tertulia., Interesados por todo lo que sucede en España, por todo lo que sucede en Catalunya. Y orgullosos de tener un nieto español, blanco y rubio como un sol. Siempre me dice que hemos mejorado la raza. Me gustaría darle un abrazo... pero las circunstancias del momento lo impiden, pero él conoce mi sincero aprecio.

Las mismas circunstancias que me impiden desde hace años visitar a mi familia natural y adoptiva que tengo en El Salvador. Y que tanta ilusión me hace poder llevar a mi esposa y a mi hijo Jordi. Una familia maravillosa que me cobijó durante unos meses en su humilde casa, unos amigos que me orientaron y que sus nombres están escritos en letras de oro en mi corazón: la familia Armando, la familia de Pedro... y tantos. Y tantos que sufren en este país olvidado de la tierra. Me ofrecieron su amistad, su casa y unas pupusas para comer. Allí conocí el destierro de religiosos por el poder económico, conocí las sonrisas del día a día de las Hermanas del Ángel de la Guarda, arrastrando su guitarra y consolando a los necesitados. El Salvador, tiene mucho silencio envuelto en el sufrimiento. Muchas miradas tristes... pero si alguien busca a Dios, que no tenga dudas, está en el Salvador.

Antes de que se vaya mi esposa, me iniciaré en los manejes de la lavadora, es inadmisible que no sepa manejar este artilugio sin que me rompa la ropa. La plancha es otra historia, planchar con o sin vapor es igual. Lo difícil es planchar una camisa, pero lo sustituiré por otras prendas ligeras y que no precisen planchado. Los pantalones sin raya, porque si la hago saldrán torcidas. Con respecto a la comida, para uno solo que es muy aburrido el cocinar, no me complicaré para nada, pensando que con hacer un buen puchero de arroz hervido y un par de patatas tendré para varios días y así, a la vuelta, mi esposa me verá más flaco, mas a lo Clooney, pero sin café, espero que, no me encuentre tieso como un pollo.

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