martes, 16 de junio de 2009

EN EL NOMBRE DEL SEÑOR


EN EL NOMBRE DEL SEÑOR

Un día, tomé la iniciativa, mas por curiosidad que por otros intereses, en solicitar la nulidad eclesiástica, en la Sede del Tribunal Eclesiástico de Barcelona, situado en el mismo centro de la Plaza de Cataluña. Incluso allí mismo me ofrecieron un abogado para mis pretendidos deseos de quedar anulado un matrimonio tormentoso y tortuoso, en fin. No importa. La cuestión es que mi abogado, entendido en la materia, me cobró una cantidad para llevar el asunto, ciertamente módica y me animé a tirar el proyecto adelante.

Para los que no sepan como funciona he de decirles que es un trámite arto simple, sencillo y escueto. Mejor, a mi modo de entender, que los juicios civiles o de familia. Se hace a través de un vis a vis, sin testigos, ni abogados y en cuatro paredes y un pequeño despacho, realizas la confesión de preguntas-respuestas- a un religioso que para esto está, para escucharte y responder a unas preguntas sencillas. Todo queda escrito y firmado y aquí se terminó la primera parte.

Normalmente la parte opositora no suele venir, o sea, que en la mayoría de los casos no se opone para nada; se trata de una petición que realiza uno de los dos ex cónyuges, por lo cual al otro se automargina, ni siquiera se presenta. Esto es lo normal en la mayoría de los casos. En el mío fue diferente. Mi ex esposa que me martirizó durante toda una vida se opuso completamente alegando que se caso muy enamorada y que se oponía rotundamente a la separación eclesiástica. Escogió el mejor abogado, abogada, en este caso, que tenía mas títulos y diplomas que la mismísima duquesa de Alba y que sembraba el pavor con terribles tormentos de los tiempos de la Inquisición a quien osara otorgarme la nulidad eclesiástica. Es... la defensora del vínculo.

El siguiente paso es la visita a un psiquiatra de buen renombre que te manda el tribunal eclesiástico, para que realice un examen a las partes en litigio.

Y por último, la sentencia que en mi caso fue denegada la solicitud de nulación matrimonial, por el Tribunal Eclesiástico de Barcelona. Todo el papeleo se traslada a Madrid, dejando la puerta abierta para sí alguna de las partes no está de acuerdo. En mi caso me vi obligado a abandonar por carecer de dinero, perdiendo la causa definitivamente.

Se habla de futbolistas, cantantes y del mundo de la farándula que consiguen la nulidad del matrimonio llevando detrás de sí, una estela de escándalos y... lo consiguen. Todo va según el día o el, o los destinos de cada cual y cada uno.

Lo que me sorprende es que el psiquiatra eclesiástico determina que mi ex esposa es una mujer poco creíble, afán de dinero y muy interesada por la casa, continua diciendo que es una mujer antisocial, mentirosa, esquizofrenia y psicópata, entre otros adjetivos, que relata en sesenta y ocho páginas.

El Tribunal Eclesiástico, no tomó en cuenta, ni leyó, el dictamen médico psiquiátrico, cuando es norma reflejarse en dicho dictamen.

Guardo en mi casa, con cierto cariño, un pequeño instrumento de madera, que no recuerdo su nombre y agradecería quien lo conociera me lo indicara. Su uso era utilizado por los religiosos en los colegios, para llamar la atención de los alumnos en clase y también servía para pegar a la cabeza quien no estudiaba lo suficiente o no sabia la lección.. Muchos chichones y lloros míos y de mis compañeros sufrimos en aquella época. Ahora me viene a la mente, que bien seria, darles un coscorrón al Tribunal Eclesiástico por no estudiar, ni siquiera leer debidamente, el informe psiquiátrico con la debida atención, disciplina y honradez.

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