domingo, 31 de agosto de 2008

El tren de la vida




En la vida lo que cuenta en el tiempo del vivir. Mientras uno vive se van abriendo las sombras de los acontecimientos, juega con los copos de la nieve, con la ventisca de la noche, con las palabras y las ideas, con la soledad, con el amor de primavera y la memoria va archivando cada uno de nuestros actos del ámbito de la familia, del trabajo y de los amores y desengaños que repartimos a través de nuestra existencia.
Nuestros sentimientos contradictorios, la vida y la muerte en un todo conglomerado, con risas y alegrías, con penas y lloros y las estaciones se van sucediendo, el tren sigue su marcha imparable, a veces lento y otras demasiado deprisa. Dejamos la niñez, quizás un equívoco, perder la inocencia para convertirnos en vasallos de tantas cosas inútiles. Nos dedicamos a sumar números y mas números y las cuentas no salen y dejamos de lado lo que mas perdura en la mirada de un niño que perplejo nos ve angustiados como seguimos haciendo números.
Pero, el tren sigue su marcha implacablemente. No se puede bajar. Hay que esperar el turno que nos corresponde. El revisor, muy atento, nos indicará nuestro trayecto final. Mientras, sigamos disfrutando del paisaje...y del sueño, porque todo es un simple...sueño.

No hay comentarios: