jueves, 12 de agosto de 2010

PUÑALES DE PAPEL



PUÑALES DE PAPEL


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Tengo unos amigos de Chile. Tienen un hermoso niño de siete años. Después de varios años de recorrer España, decidieron quedarse en Cataluña. Dejaron todo o casi todo en Chile. Amigos, trabajo, familia... todo.


Están totalmente integrados en España. Basta decir que celebraron con gran entusiasmo la victoria que España consiguió al proclamarse campeona del mundo de fútbol, como algo suyo y personal.


Comparten la cultura española y catalana, sus costumbres, su lengua y sus amistades.


Ella es una mujer, hermosa mujer que se dejó guiar por los cantos de sirena de las amigas que le aconsejaban un mundo mejor, cuando las de ellas formaban parte del sub.-mundo de la incultura y de la infelicidad. A él, atractivo varón, le prometieron plácidas noches románticas con jóvenes doncellas.


Un día, cogieron una enfermedad que se trasmite como el viento, hace estragos en la familia, que rompe lazos con familiares y amigos y que destruye, sentimientos e ilusiones. Se rompió el diálogo.


Desde aquél instante se blandieron sus espadas afiladas, sus trompetas sonaron a juicio final. Familiares y amigos se inclinaron por lidiar entre uno de los dos bandos. De amigos se hicieron enemigos encarnizados. Los de un lado, que nada les venía, empezaron a tirar puñales ensangrentados hacia la otra parte y ésta, hizo lo mismo con la otra.

Las virtudes ya no eran tan virtudes y los defectos de uno y otro se amontonaron., como armas arrojadizas.


Se repartieron los muebles, durmieron en camas separadas y un niño... de frontera, para la guerra fría que ya se había iniciado, con la ruptura del dialogo.


El niño, como todos los niños no sabia nada y lo sabía todo. Le llegó la desilusión y la incertidumbre, el temor y el desasosiego en un infierno que le mostraba la crueldad de la vida y los egoísmos de unos padres.


Ella, se fue a Chile con su enojo, dejando el marido como inservible y transferible y él siguió trabajando, apenado pero con angustia en el alma, quizás ya pensando en una sustituta.


Volvió a España, la mujer de los sueños del varón. Decidida a romper con él, con todo y por todo y empezar nueva vida. Él guardaba silencio y pena.


Me propuse romper el hielo. Escuché a uno y al otro. Sus puñales eran puñales de papel. Se me ocurrió decir a la mujer que estaba perdiendo al mejor hombre de su vida. Trabajador, buen padre de familia. .. A él, le comenté que estaba a punto de cometer una locura y que perdía una gran mujer, una buena madre y buena esposa. A ella le dije que su marido la quería con locura. A él le dije, que su mujer le quería como a nadie en el mundo. Lo cierto, es que ninguno de los dos dejó de querer al otro.


Por fin quitaron el niño de la frontera. Unieron sus cuerpos, volvieron a reír, volvieron a llorar y la primavera volvió para ellos.


Hay demasiada gente alrededor de los matrimonios que se dedican a destruir. Es mala gente. Son gente amargada, que no soportan la felicidad de una pareja.

Son muchos los matrimonios que se rompen por culpa de los consejos de la amiga intima de la esposa. Es la amiga intima que no comparte la amistad con el esposo y que apenas le conoce, pero que lo sabe todo y hasta le aconseja como y cuando romper el matrimonio. Es la amiga, que cuando llega a casa el marido, siempre, da la casualidad, que la amiga se iba en aquel instante y se estaba despidiendo de la esposa. Son falsas amigas y dañan el matrimonio. Es la que llama constantemente por teléfono esperando novedades como fruta madura. Es la que le remite correos asiduamente con esta avidez de saber y saber...

Todo ello es una realidad, pero la esposa... la esposa también demuestra una falta de sentido y responsabilidad, y sobre todo de egoísmo.

Las consejeras de matrimonio, estas amigas de la esposa, destilan veneno, ocultando sus verdaderas intenciones de meretriz. Pero, así es la vida.

Las divergencias de un matrimonio deben ser tratadas por especialistas en temas de familia, es lo más correcto, e incluso por algunas amistades que tomen posesión por ambas partes, pero nunca tomando partido por uno de los dos cónyuges, ni siquiera amistades de la infancia.

El diálogo es la base primordial de la pareja; la sinceridad y la transparencia debe ser mutua y no hay espacio para terceras personas.

En un matrimonio siempre existirán divergencias. Pero las divergencias para dos seres inteligentes siempre serán motivo de comprensión mutua y sobre todo de unión, si todo queda en familia, como debe ser.

El dialogo es el puente de la paciencia, del entendimiento, del amor, del respeto, de la ternura, de la comprensión, de la ayuda. Este puente está formado por un hombre y por una mujer. Nadie mas.


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